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Opinión: Escoba nueva, barre bien

Por: Alejandra Contreras

Si alguna vez usted estuvo en una relación tóxica, donde lo celaron, lo controlaron, lo manipularon y peor aún lo violentaron y salió de ella. Seguramente, entenderá la situación actual colombiana. Colombia que es bella y a veces un poco brutica se enamora de quien le promete amor y prosperidad eterna. Cuando el señor de las tinieblas regía este país Colombia a pesar de que era violentada de manera constante seguía detrás de él, creyendo sus mentiras y encubrimientos cuando realmente el príncipe estaba cegado por su sed de poder.

Cuando ella entendió que debía dejarlo atrás ya era demasiado tarde, ya el daño había sido hecho y a pesar de que sus amigos y su familia constantemente le advirtieron de que era un hombre malo y hoy ya no gobierna en ella, todavía hay algunas partes que le mandan mensajitos para saber cómo está y si todavía la piensa.

El 2022 fue un año en el que Colombia conoció un nuevo amor que con su espada de Bolívar puso a su corazón a gritar en las plazas mayores. Sin embargo, no deja ir al viejo amor, continúa en una constante comparación entre ambos hombres que cautivaron su corazón.

Cuando se sale de una relación tóxica, uno siempre está a la defensiva con la nueva pareja porque ya no acepta las mismas actitudes que tuvieron los demás y la relación entre Gustavo Petro y Colombia no es la excepción.

En el primer semestre de su gobierno, Petro ha estado en boca de todos. Que si hizo o no hizo, si llegó tarde, si compró un televisor, si dispuso tierras para campesinos, si peinó a todos en la ONU. Gustavo en su fe de cambio y de amar a la patria ha sido uno de los presidentes más observados en la historia del país.

El presidente se ha destacado por buscar el cambio en el que dentro de sus destacados ha sido puente negociador en la apertura de fronteras. Ha restaurado y entregado más de 800mil hectáreas a campesinos y sus miles para que trabajen el campo colombiano. Ha ayudado a la reinserción de jóvenes a una conversación de paz y hoy da luz a quienes se endeudaron hasta el cuello por tener el privilegio de acceder a la educación superior.

Por ahora, la escoba nueva barre bien.

Aunque como la escoba sigue siendo escoba y el político sigue siendo político; hay algunos detalles que se le pasan. ¿Cómo es posible que nadie alce la mano cuando Alcocer metió a los amiguitos a cargos públicos? ¿Cómo es posible que nadie ponga un dedo sobre cómo a cada cita que tiene con Colombia llega tarde e incluso cancela sus citas mostrando desinterés? ¿O las listas cerradas que son contrarias a la democracia? Hoy Petro cuenta con la desventaja de que todos estamos pendientes de él. Sin embargo, lo tenemos consentido también cuando dejamos pasar acciones sin juzgar o reclamar más allá.

Es nuestra labor como Colombia hacer que el nuevo novio funcione bien, que si hoy estamos más pendientes si nos trajo la rosa o el peluche, también estemos atentos a los primeros desplantes y banderas rojas que ondeen cuando no entiende que su llegada al pedestal fue porque muchos nos unimos como patria confiando en que seremos un país diferente. Que esta observación sea un ejercicio permanente con todos aquellos que administran y administrarán públicamente a Colombia.

Ahora Petro es quien tiene la responsabilidad como presidente de empezar un camino de reparación que no logrará en cuatro años, pero que permitirá que él y quienes sigan; dejen a un país tan hermoso y tan fértil como el nuestro cosechar los logros y prosperidad que merece en la que el odio y la violencia sean historia de amores pasados.

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